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Tormenta Multiforme del Trillón de coreS

** no right reserved. 2017 **

Desde un punto de vista matemático, y como oposición al concepto de caos, el orden viene a significar una redundancia en base a un sistema de patrones que se repiten. Por así decirlo, si somos capaces de detectar cualquier patrón que se reitera en un lugar concreto, es que allí hay orden.


Ahora bien, para entender el comportamiento del germen, o más bien de lo germinal como concepto, podemos compararlo con el funcionamiento del sistema multiagente. Dicho sistema está compuesto por varios agentes autónomos que tienen un comportamiento generalmente basado en reglas sencillas. Una de las características clave que podemos observar en este tipo de sistemas es que cuando hay varios agentes que cooperan entre sí, pueden llegar a surgir características que no podrían suceder en comportamientos aislados. Como ocurre, por ejemplo, en las colonias de hormigas, el crecimiento de las ciudades y los autómatas celulares. Todos estos sistemas pueden ser incluidos como sistemas multiagente, agentes fijos con un comportamiento dinámico predeterminado.


Pero en los autómatas celulares existe una complejidad especial, que podemos identificar como un comportamiento germinal, en base a su crecimiento. Podríamos decir que, en este caso, los agentes modifican su comportamiento en base a sus interacciones y no atienden a unas reglas estáticas de patrones de crecimiento ordenado, como pudiera ocurrir en otros modelos: simétricos,
caleidoscópicos, etc.


Podemos afirmar que vivimos en un sistema ordenadamente caótico, donde el caos reina bajo la sombra de un aparente orden, el cual ha sido establecido mediante la cotidianidad de lo absurdo. El caos se impone, diseña las reglas en su propio beneficio, construye las pautas del juego, no juega y gana. El caos guía. A los borregos, corderos, ovejas, cabras, terneros, lobos, osos, tigres, hienas y leones. A todos. Nada ni nadie puede escapar, el caos se mueve como un flujo ultralíquido, a velocidades estratosféricas, y siempre nos rodea desde una dimensión paralela.
 

Etimológicamente el vocablo caos, suele referirse a lo impredecible, es por ello que los adivinos no pueden lidiar con éste. Para los científicos, el caos es la reina de la fiesta, una maravilla, toda existencia se basa en el azar y el caos; por tanto, es motivo de grandes estudios matemáticos y de otras tantas ciencias, en los cuales se comprueba con reiteración que es imposible desligarlo del orden. Para los gobernantes españoles el caos es todo lo contrario, es el abismo más absoluto = oposición = pozo negro sin fin, donde mueres siempre, con mucho sufrimiento, una y otra vez, sin parar. Para un artista, el caos puede ser una gotera en el estudio. O un recurso de poder inconmensurable.


Quizás sea el artista el único capaz de dominar el caos, como fuego procedente de un rayo en una Tormenta Multiforme de un Trillón de coreS, y es que desde tiempos remotos la magia se alió con los chamanes para que pudieran, en ciertos momentos de lucidez, diferenciar caos y orden.
 

Intervención sobre ruinas romanas explotadas como cantera de piedra arenisca. Técnica mixta sobre lonas impermeables clavadas en muro, piezas de 50 x 36 cm. Osuna. 2017.

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